domingo, 4 de marzo de 2012

Casa de arquitectos

Cuando el mandante y el arquitecto son  la misma persona, el desafío se hace más interesante. Una familia compuesta por tres arquitectos y un ingeniero dio vida a esta casa que se ha transformado en la mejor excusa para huir de Santiago. Una invitación a desconectarse de todo, porque aquí lo realmente importante es ver de qué color amaneció el mar, respirar aire fresco y escuchar a lo lejos el ruido de los queltehues. 
  • por: FRANCISCA CRISTI BROWN /PRODUCCIÓN: PAULA LYON /FOTOS: FOCH
    Empinada sobre el cerro El Morro, en Zapallar, esta casa fue diseñada para mirar hacia afuera y perderse en el exterior de esta vista panorámica que empieza en el cerro La Cruz, con el mar de fondo, y termina con la última casa que se pierde a lo lejos.

    Blanca, limpia, sin mayores distracciones, la decoración está a disposición del descanso y comodidad de una casa que sus dueños disfrutan tanto en invierno como en verano. "Somos bastante funcionales, todo blanco, nada de colores estridentes, además no nos gusta acumular cosas, porque así no te apegas a nada que se vaya a romper", aclara Raquel Léniz.
    Sin demasiados ornamentos, una decoración limpia y tonos neutros fue lo escogido por los dueños de casa, que funciona bien con las terminaciones en hormigón a la vista, clásico de la arquitectura contemporánea. En el techo de hormigón el moldaje se hizo con tablas de madera, dejando una veta texturada.

    La historia empezó en 2007, cuando compraron el terreno luego de ser invitados a un cumpleaños en Zapallar, y se percataron de que todos sus amigos estaban allí, que el lugar era increíble y que tras años veraneando en Las Brisas de Santo Domingo, era hora de hacer un cambio.
    "Si encontramos un lugar realmente lindo nos cambiamos, si no, para qué", pensaba Raquel, pero la respuesta positiva fue unísona cuando se vieron parados sobre este terreno en el cerro El Morro, contemplando esta vista insuperable; fue ahí cuando Pedro y Raquel, ambos arquitectos, pensaron, ¡con esto lo tenemos todo! No necesitaban nada más que un techo y un piso, y tenía que estar ubicada aquí justamente, mirando el norte.
    Una vista insuperable al cerro La Cruz, al mar y toda la bahía de Zapallar es posible apreciar desde todos los espacios de la casa que fue emplazada mirando al norte. La terraza es un espacio de relajo ideal para el verano, en donde utilizaron cristal como baranda para no cortar la imponente visual.
    Y así fue, con 300 m² y dos niveles, los espacios fueron distribuidos de manera que cada miembro de la familia pueda disfrutarla a concho, invitar amigos, cocinar, descansar, leer, en fin, pasarlo bien, pero sin entorpecer al otro. Los hijos quedaron en el primer piso, junto con la sala de estar, donde también se hacen las juntas, mientras que ellos en cambio, más retirados del ruido, se quedaron en el segundo piso, juntos pero no revueltos, porque era importante que tampoco se sintiera como en una tremenda casona donde nadie se encuentra. El ambiente familiar era un ítem importante y los espacios fueron creados para que esto se diera en forma natural. Su diseño arquitectónico es de estilo ultracontemporáneo, con líneas rectas, cortes simples, amplios ventanales. Un trabajo que realizaron en conjunto los tres arquitectos de esta familia, madre, padre e hijo, colaborando de forma coordinada para dar vida al proyecto más difícil que se le puede encargar a un arquitecto: hacer su propio hogar. Pero lo lograron. Además, y como la cosa debía ser democrática, acogieron  también las sugerencias del único ingeniero de la familia, que entre otras cosas propuso hacer una terraza en el techo, que es una maravilla para los años nuevos

    El jardín sin pasto está hecho a base de especies autóctonas, de fácil cuidado y que entregan una gama de tonalidades azules y lilas, con especies de la costa central.

1 comentario: